Partamos de reconocer en las Instituciones Educativas problemas de: drogadicción, sicariato, y/o delincuencia juvenil, y su falta de preparación para trabajar con ellos.
Hemos de aceptar su existencia, ubicar sus causas y alcances, para proceder a implementar sus correctivos. Requerimos de un diálogo abierto, franco, entre los diferentes estamentos, para ubicar la problemática y asumir los compromisos en su tratamiento.
Cerrar los ojos a la realidad, es dejar que la situación tome proporciones mayores.
MAESTROS A APRENDER
Por muchos años se ha creído que el maestro enseña y el alumno aprende.
Hoy se requiere variar la concepción, para colocarnos en el lugar que nos corresponde.
La VIDA es un APRENDIZAJE PERMANENTE, las instituciones Educativas hacen parte de ella, y por tanto, a su interior, debe hacerse conciencia de esa relación. Todos aprendemos de todos. Cada uno tiene algo que aportar y algo que aprender a cada instante.
Si nos colocamos en un plano de igualdad, podremos cumplir nuestro cometido: aportar a la sociedad, en un espacio de diálogo y participación generacional, salidas a la actual crisis, ayudando en la CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO DONDE HAYA ESPACIO PARA TODOS.