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Carta Abierta a Ernesto Samper

By 24 abril 2020 No Comments

Doctor

ERNESTO SAMPER PIZANO

PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA

Reciba un cordial saludo.

Me dirijo a usted por segunda vez, ahora en carta abierta, con la esperanza de que pueda ayudarnos a algunos colombianos a comprender su política de Saltos porque a decir verdad, estamos muy confundidos con ella.

Como ciudadana no he podido disfrutar los beneficios del Salto Social ya que la situación de supervivencia económica y social la veo cada vez más difícil para nosotros y la mayoría de la población.

Como educadora, el Salto Educativo tampoco he podido apreciarlo ya que con su referencia a nuestra labor y su compromiso por dignificarla en el discurso de posesión, quedé perpleja, y aún sigo igual, pero en sentido contrario, toda vez que no veo coherente su promesa con la política educativa oficial.

Los educadores nos estamos viendo enfrentados a una confrontación bastante dura, colocando en entredicho nuestro trabajo que con fallas y todo ha preparado a los que hoy se encuentran gobernando.

Considero por tanto, que la discusión hay que llevarla a otro terreno. Si el compromiso fue de mejorar nuestros ingresos, y ahora plantea que «es urgente un mayor compromiso nuestro para que no ocurra lo que pasó con la Justicia», le puedo decir que tal vez somos unos de los trabajadores más comprometidos con la labor a pesar de ser los más desamparados por las condiciones en que nos corresponde laborar y la situación de nuestras comunidades educativas que no pueden ser más difíciles.

Lo que pasó con la Justicia, nos parece deplorable y esperamos que como gobernante pueda encontrar otras alternativas para mejorarla porque el quedarse sólo en el cuestionamiento y condicionando otros sectores, por dicha experiencia, no resuelve nada.

Claramente puede apreciarse que la calidad no se resuelve con aumentos de salarios solamente; tiene que ver más con las condiciones impuestas por la sociedad y con la educación que hemos recibido a lo largo de nuestra existencia. La sabiduría popular nos recuerda que se educa más con el ejemplo que con la palabra.

Siendo la educación un proceso permanente del ser humano, no puede hablarse de su calidad referida sólo a la escuela, ya que está influenciada, principalmente, por el aprendizaje en el entorno.

El niño, el joven y el adulto llegan a las instituciones escolares con costumbres y aspiraciones creadas por el medio, con todas sus carencias y angustias, sin estar preparada la escuela para acogerlos en sus necesidades y requerimientos. Los educadores, en el mejor de los casos, alcanzamos a observar y comprender las condiciones de los estudiantes, más no a resolvérselas para tenerlos en condiciones de asimilar la “ciencia”, y si no, ¿cómo hacer con el alumno que llega con hambre, desnutrido, con angustias por las relaciones entre sus padres, con amenazas de muerte a él o a su familia, con familiares asesinados, con carencias afectivas serias por sentirse abandonados, maltratados por sus progenitores…?.

Hacemos lo poco que podemos para ayudarlos a comprender una realidad social que hay que transformar pero donde queda claro que el compromiso tiene que ser de todos.

La educación, por tanto, debemos asumirla como una responsabilidad de la comunidad en su conjunto. La escuela es sólo una colaboradora que por lo demás se encuentra en gran desventaja respecto a los medios de comunicación (televisión, radio, cine, periódicos, revistas…) en lo que a utilización de métodos para persuadir se trata, y en lo referente a los principios morales que en nuestro medio se manejan. La doble moral es tal, que cortos nos quedamos recitando preceptos cuando a la larga no son respetados ni por los personajes más prestantes de nuestra sociedad, y si no, ¿de qué otra forma podrá llamarse lo que hace noticia en el país?: asesinatos de campesinos, dirigentes cívicos, políticos, policías, guerrilleros, militares, niños; secuestros, extorsiones, robos, desfalcos, atracos, chismes de las vidas privadas de artistas o altos funcionarios; corrupción, violencia y… más violencia.

Y qué decir de las propagandas; en su gran mayoría buscan crear necesidades en los consumidores haciéndoles creer que tal o cual producto le solucionará una u otra necesidad que si se detuviera a pensar no es la que tiene, al menos en el momento.

La situación de crisis mundial en que nos debatimos está demostrando la necesidad de asumir responsablemente nuestra existencia en el planeta si queremos que la naturaleza siga prodigándonos sus bienes, que por milenios nos ha ofrecido gratuitamente (y que algunos han venido disfrutando de generación en generación a costa de la desposesión a otros de generación en generación) pero que ahora nos da avisos de que pronto cortará sus servicios, en tanto nuestra actitud de explotación inmisericorde, no sólo de ella sino de nuestra misma especie, está tocando fondo. Si no, de qué otra forma pueden interpretarse el aumento de la temperatura del clima, los agujeros en la capa de ozono, los terremotos, la contaminación, las lluvias ácidas, y la violencia, corrupción, desempleo, desnutrición, problemas de salud, guerras declaradas unas y veladas otras, asesinatos, masacres, drogadicción, delincuencia juvenil, corrupción en el manejo de dineros públicos…?

La insistencia de su gobierno en la EVALUACIÓN me ha llevado a preguntar: ¿qué intención los asiste? ¿Mejorar nuestras condiciones de capacitación para enfrentar las actuales condiciones a través de planes que no sólo receten el qué hacer sino que permitan hacerlo desde la posibilidad de descargar nuestras angustias por subsistir con el salario que devengamos (no solamente nosotros sino las familias de nuestros estudiantes)? ¿Dotar a los establecimientos educativos de plantas físicas que permitan desempeñar la labor docente con dignidad y de materiales didácticos que apoyen nuestro trabajo con lo más avanzado de la informática, es decir, donde podamos tener a los jóvenes tan entretenidos como lo hacen los medios de comunicación, pero no para tener otros clientes sino para ayudarles en la formación que requieren para enfrentar la actual situación?

O ¿para definir si nos merecemos el salario que nos están pagando? Tal parece ser este último.

En materia de evaluación se viene avanzando al cambiar en las instituciones educativas la cuantitativa por la cualitativa.

Me pregunto ¿ese mismo avance lo podemos apreciar en la evaluación de la gestión del gobierno? Creo que la población podrá juzgarlo preguntándose por el papel que han desempeñado, período tras período, los administradores del tesoro nacional, no para rebajarles el salario, ni para colocarlos en serias dificultades frente al país sino para mostrarles que es posible, desde las actuales condiciones, asumir responsablemente el papel de administradores eficientes de lo que a todos nos pertenece.

Siendo Colombia uno de los países más ricos en recursos naturales y potencial humano ¿Por qué cada vez alcanza menos nuestro presupuesto nacional y hay que recurrir al endeudamiento externo teniendo que aceptar los condicionamientos de los prestamistas internacionales? ¿Por qué tanta miseria en la mayoría de nuestra gente? ¿Por qué cada vez crece la violencia e inseguridad a pesar de la inversión que se hace en justicia?

¿Por qué mueren a diario niños de hambre? ¿Por qué tantos niños y jóvenes se quedan sin ingresar a los establecimientos educativos? ¿Por qué las medicinas y los servicios médicos tienen unos costos tan altos y los servicios médicos privados crecen mientras los públicos decrecen?

Siendo este siglo el de los más sorprendentes avances científicos y tecnológicos ¿Por qué tantos esfuerzos para poder conseguir el pan de cada día y suplir las mínimas necesidades? ¿Por qué no disminuyen los costos de la prestación de los servicios públicos? ¿Por qué a la mayoría de la población no le alcanzan los beneficios del desarrollo científico y tecnológico? ¿Por qué no queda claro hacia dónde vamos, como especie, con tantos descubrimientos? ¿Por qué cada vez el dinero cobra mayor importancia para la subsistencia y no el desarrollo de nuestra capacidad de relación con la naturaleza?

Estos y otros muchos interrogantes podríamos hacernos para ubicar que la problemática tiene que ver con una correcta administración de bienes y ésta con la vida misma de todos los habitantes de un planeta.

Es bueno, señor presidente tener en cuenta que el desastre ecológico nos puede llevar a no poder controlar el deterioro de nuestro hábitat, y si la capa de ozono sigue perforándose, las consecuencias no van a poder remediarse por mucho dinero que se posea; si empieza a escasear el agua potable y el aire puro, tampoco los hijos de los gobernantes y de la clase que hoy tiene «el poder político y económico» podrán tener diferentes condiciones a las nuestras.

Quiero invitarlo a manifestar su compromiso y el de los demás gobernantes con nosotros para enfrentar la actual situación como partícipes de una misma especie que logrará sobrevivir si asume su papel responsable de propiciar el equilibrio ecológico. Tarea que nos está obligando a derrumbar fronteras, a realizar acuerdos y a adquirir compromisos, independiente de políticas, razas o credos.

En mi anterior comunicación lo invitaba a colocarle a las instituciones un objetivo común: la CONSTRUCCIÓN DE UN MUNDO DONDE HAYA ESPACIO PARA TODOS, hoy quiero reiterársela.

No sea que nos coja desprevenidos el presagio que nos han anunciado en la última parte del MAGNÍFICAT: “Destituyó a los poderosos, elevó a los humildes, a los necesitados los llenó de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna, como lo había prometido a nuestro padre Abraham y toda su descendencia, por los siglos de los siglos”.

Como educadora, le solicito, muy respetuosamente, clarificarnos la política del Ministerio de Educación, toda vez que considero importante revisar su tren burocrático, no sea que su compromiso lleve a crear un nuevo ente denominado “Fondo para Incentivos a la Calidad de la Educación” que disminuya aún más el presupuesto destinado para atender la escolaridad de nuestros niños y jóvenes.

Con usted, somos muchos los comprometidos en mejorar la calidad de la educación, pero lo estamos haciendo desde la racionalización de la experiencia educativa en los establecimientos porque consideramos que a partir de ellos se puede realizar una labor de concientización no sólo de los futuros ciudadanos sino de los actuales, desde sus hijos.

En ellas contamos con un público tan amplio, que cualquier política clara y que muestre un real compromiso por mejorar la calidad de vida cuenta con el apoyo irrestricto de todos nosotros.

Yo le pregunto, señor presidente: ¿podré hablarle a mis alumnos de la participación, la tolerancia, la justicia, la paz…, si no tengo claro el perfil de ciudadano que nuestro país requiere para sobrevivir en una sociedad donde cada vez es más difícil satisfacer siquiera las necesidades básicas ya que el costo de vida y la inseguridad va en aumento y las oportunidades de sobrevivir en decadencia?

Nuestro país, al igual que los demás países del mundo, requiere más compromiso como especie por la especie y su equilibrio con los demás integrantes del planeta.

Agradeciéndole su atención,

MARGARITA BERNAL ACEVEDO

Profesora Nacionalizada

Medellín, Mayo 3 de 1995

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