Vivimos en una sociedad de consumo en la que prima el TENER sobre el SER. La descomposición social ha llegado a extremos incalculables por la pérdida y no actualización de los valores tradicionalmente reconocidos.

Las condiciones del entorno social, y la incidencia de los medios de comunicación han venido haciendo, cada vez más difícil la identidad personal y social, toda vez que se ha creado un clima obligado de SUPERVIVENCIA en lo: económico, social, político, cultural y religioso.

No ha existido compromiso para mejorar la calidad de vida de los seres humanos, por tanto: niños, jóvenes, adultos y ancianos, estamos cada vez más agobiados por: la violencia, la inseguridad, el desempleo, y en general, la falta de oportunidades para vivir y crecer como PERSONAS DIGNAS.

Este panorama es poco halagador para nosotros, y aún más, para niños y jóvenes.

No podemos esperar, pasivamente, que un milagro cambie el estado actual.

Asumamos conciencia de nuestra propia realidad y la necesidad de intervenirla CONSTRUYENDO UN MUNDO DONDE HAYA ESPACIO PARA TODOS.

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